1. ¿Cómo y cuándo nació el proyecto DIRDIRA ESCUELA DE TEATRO MUSICAL? Y ¿Qué te animó a orientarte hacia el Teatro Musical?
El proyecto de DIRDIRA comienza hace unos cuantos años, aunque podríamos decir que la semilla se plantó un poco antes; mi socia Jaione Salvador y yo coincidimos en una clase de claqué en Rentería, donde compartimos una gran pasión por las artes escénicas. Como madres, también teníamos a nuestr@s hij@s participando en actividades extraescolares, incluyendo teatro musical, lo que nos permitió observar los enormes beneficios que estas actividades tienen, tanto a nivel emocional como cognitivo.
Yo había vivido varios años en Barcelona y al trasladarme a Donostia me di cuenta de que aquí no existía una oferta completa de teatro musical, es decir, una escuela que integrara las tres disciplinas fundamentales: canto, baile e interpretación. Esta observación fue clave para que nos planteáramos la posibilidad de crear Dirdira. Las artes escénicas son una parte muy importante de nuestras vidas, y veíamos que tenían un impacto significativo en nuestr@s hij@s y en nosotras mismas.
Queríamos ofrecer a la comunidad los beneficios que nosotras ya habíamos experimentado a través del teatro musical, con el objetivo de mejorar no solo las habilidades artísticas de las personas, sino también su desarrollo personal y emocional.
DIRDIRA nació de esta pasión por el arte y el deseo de ofrecer algo diferente en Donostia. Empezamos a soñar con un lugar donde todas las personas, independientemente de su edad o experiencia previa, pudieran aprender teatro musical de una manera integral, combinando el canto, el baile y la interpretación. Desde ese momento, supimos que estábamos comprometidas con crear algo especial, algo que realmente llenara ese vacío que habíamos identificado en nuestra ciudad.
2. ¿Cómo diste el primer paso? ¿Hay alguna persona que te haya inspirado para dar el paso a emprender? ¿Quién o qué ha sido tu motivación?
El primer paso fue difícil, como todo comienzo. Tuvimos la suerte de contar con la ayuda de un programa de emprendimiento gestionado por ASPEGI, que nos ayudó mucho a arrancar. Mi socia viene del mundo de la comunicación, y yo del mundo de la docencia, lo que nos permitió complementar nuestras habilidades de una forma eficaz. He estado toda mi vida impartiendo clases, ya sea de idiomas o literatura, y esa experiencia me ayudó mucho a visualizar cómo estructurar un proyecto educativo centrado en el teatro musical.
Pensamos que esa podía ser una buena oportunidad para empezar a darle forma al proyecto. A partir de ahí, empezamos a trabajar en la viabilidad del proyecto, consultando con diferentes personas, poniendo los cimientos poco a poco.
Nuestros primeros pasos reales fueron pequeños pero significativos. Conseguimos organizar unos talleres de teatro musical para adolescentes y niños en el colegio de Aldapeta. Ofrecimos talleres de verano y, para nuestra sorpresa, tuvieron una acogida increíble. Fue una inyección de energía y motivación para nosotras, ya que la gente respondió muy bien a nuestra propuesta desde el principio.
3. ¿Qué tipo de productos/servicios ofrecéis?
Nuestro enfoque principal es ofrecer clases de teatro musical que integren las tres disciplinas clave: el canto, el baile y la interpretación. Estas clases están diseñadas para todas las edades, desde niños pequeños hasta adultos mayores, ya que creemos firmemente que el teatro musical es una actividad inclusiva y beneficiosa para todos, sin importar la edad o la experiencia previa.
Nuestro objetivo a largo plazo, es tener nuestro propio espacio donde podamos ofrecer una programación continua y diversa para todas las edades. Ahora estamos en el colegio Aldapeta, con unas magníficas instalaciones y que nos ha puesto el listón muy alto en cuanto a infraestructura. Queremos que cualquier persona, independientemente de su condición o experiencia, tenga la oportunidad de desarrollar sus habilidades en el teatro musical. Para nosotras, es fundamental que nuestro proyecto sea accesible para todos, porque creemos en el poder transformador del arte.
4. Encontrar clientes es algo que siempre ha parecido complicado en todos los negocios cuando empiezan. ¿En tu caso, te costó encontrarlos? ¿Cómo lo hiciste?
Al principio, encontrar clientes fue complicado, como en cualquier negocio. Los primeros en confiar en nosotras fueron amigos, familiares y personas que ya nos conocían. Contábamos con una red de contactos, en mi caso en el ámbito educativo, ya que yo llevaba muchos años trabajando en colegios y universidades.
Aprovechamos también que mi socia tiene una agencia de publicidad y utilizar los canales de comunicación adecuados ha sido fundamental para darnos a conocer. Las actividades extraescolares en los colegios también nos brindan la oportunidad de que el proyecto llegue a más gente.
Organizamos talleres de verano y actividades cortas para ver cómo respondía la gente, y tuvimos una buena acogida desde el principio. Lo importante fue que nunca dejamos de movernos y buscar oportunidades.
5. ¿Cuál es el valor diferencial de DIRDIRA? ¿Qué os diferencia de los demás?
Lo que realmente nos diferencia es que ofrecemos una formación completa en teatro musical, para cualquier persona aunque no sea profesional, integrando como decía antes, las tres disciplinas fundamentales: canto, baile e interpretación.
Contamos también con un equipo de profesores altamente cualificados que nos permite impartir una formación seria, profesionales que, además de enseñar, siguen activos en sus respectivas disciplinas artísticas. Esto asegura que nuestros alumnos reciban una formación actualizada y de calidad. Nos preocupamos mucho por crear un ambiente de confianza en donde tanto el alumnado como el profesorado se sientan en confianza.
Desde el primer momento tuvimos claro que queríamos hacer todo bien, de manera seria y profesional. Nos constituimos como una sociedad limitada para dar una cobertura empresarial y profesional a nuestra actividad..
6. ¿Cuáles han sido tus principales logros estos últimos años? / ¿Cuál ha sido tu mayor miedo a la hora de emprender?
Uno de nuestros mayores logros es que en muy poco tiempo hemos conseguido que cada vez más gente se interese por Dirdira. Además, hemos conseguido que varios de nuestros cursos, como el segundo grupo de teatro musical de adultos y el de claqué, que inicialmente no lograban atraer suficiente gente, ahora estén tan llenos que hemos tenido que abrir más plazas.
En cuanto a los miedos, hemos enfrentado muchos. Uno de los momentos más complicados fue cuando un profesor clave se fue en mitad del curso. Tuvimos que reaccionar rápido para encontrar sustitutos y asegurarnos de que el alumnado no se viera afectado. Estos imprevistos han sido duros, pero hemos aprendido a gestionar estas situaciones y salir adelante.
El mayor miedo siempre ha sido la viabilidad económica, ya que todo sale de nuestro propio bolsillo. Compatibilizamos este proyecto con nuestras profesiones principales y con nuestras responsabilidades familiares, lo que a veces resulta abrumador. Sin embargo, hemos encontrado en cada crisis una oportunidad para crecer y mejorar.
7. Si pudieras retroceder en el tiempo, ¿qué consejo le darías a tu yo del pasado?
El principal consejo sería tener paciencia. Cuando empezamos, había momentos complicados, especialmente cuando las cosas no salían como teníamos previstas. Por ejemplo, cuando solicitamos una subvención en la que habíamos puesto mucho empeño y no nos la concedieron, fue un golpe duro. Habíamos trabajado tanto en el proyecto que pensábamos que lo íbamos a conseguir, y cuando no fue así, nos sentimos muy decepcionadas.
Sin embargo, mirando hacia atrás, creo que ese rechazo nos ayudó a mejorar. Nos obligó a buscar otras oportunidades y, finalmente, nos llevó a donde estamos hoy. Así que, si pudiera darme un consejo a mí misma, sería confiar en el proceso, ser paciente y no desesperarme cuando las cosas no salen a la primera. A veces, las semillas que plantas necesitan tiempo para crecer, y todo llega cuando tiene que llegar.
8. ¿Qué te ha aportado o esperas que te aporte ASPEGI?
ASPEGI ha sido un espacio fundamental para nosotras. Nos ha permitido compartir nuestras experiencias con otras mujeres emprendedoras que han pasado por situaciones similares. En ASPEGI encontramos apoyo y comprensión, algo muy importante cuando estás emprendiendo. Poder hablar con otras mujeres que entienden tus desafíos, tanto profesionales como personales, es muy valioso.
Nos ha ayudado a crear una red de contactos que ha sido muy útil para avanzar en nuestro proyecto. Además, escuchar las historias de otras emprendedoras, conocer sus logros y retos, nos ha dado mucha inspiración y fuerza para seguir adelante.
9. ¿Cuál es tu reto para los próximos años?
Nuestro mayor reto es disponer de nuestro propio espacio. Si bien estamos muy contentas con la colaboración que tenemos con el colegio Aldapeta, tener nuestro propio local nos permitiría ofrecer más clases, en horarios más flexibles, y llegar a un público más amplio. Por ejemplo, podríamos ofrecer clases para adultos o seniors en horarios de mañana, algo que ahora no podemos hacer.
También nos gustaría ampliar nuestra oferta educativa, quizás incluyendo clases los fines de semana o durante el verano. Tener nuestro propio espacio nos daría más libertad para experimentar y ofrecer una programación más diversa.
10. ¿Tienes alguna anécdota que desees compartir?
Una de las anécdotas más divertidas fue cuando nos invitaron a participar en un evento llamado "Paseo con sombreros" en la terraza del Hotel Londres. Era nuestro primer año, y aunque solo teníamos un mes para prepararlo, decidimos lanzarnos. Montamos un pequeño espectáculo con parte de nuestro alumnado, improvisamos una coreografía de claqué, e incluso llevamos nuestras propias tablas para el claqué.
El día del evento, todo parecía ir bien hasta que empezó a llover a cántaros. Tuvimos que recoger todo rápidamente para que el equipo no se mojara. La gente estaba disfrutando mucho, y fue una pena tener que parar. Pero, lejos de rendirnos, nos fuimos a un bar cercano y seguimos cantando allí, con todos los turistas que estaban presentes muy sorprendidos por aquella muestra musical improvisada! Fue una experiencia caótica, pero muy divertida, y una de las que siempre recordaremos con cariño.
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