Hablamos con Arantxa Ubieta, mujer emprendedora con las ideas claras.
Hola Arantxa, cuéntanos ¿Cuáles fueron tus inicios?
Estudié Filología Inglesa en la UPV y empecé a trabajar como profesora de inglés incluso antes de terminar la carrera, aunque siempre tuve claro que en el futuro me dedicaría a la traducción. Con esto en mente, durante los años que siguieron a mi licenciatura, y mientras me dedicaba a la docencia, continué formándome y haciendo cursos de especialización para poder ser traductora.
Una vez terminada la formación, ¿Conseguiste trabajar en la traducción?
En aquella época, la oferta de formación en traducción era mucho más limitada que la que existe hoy en día, pero encontré una agencia de traducción en Donostia en la que hice algunos cursos y empecé a hacer algunos trabajos. Unos años después, decidí dejar la enseñanza y trasladarme a Barcelona, ya que la probabilidad de dedicarme exclusivamente a la traducción era mucho mayor allí que aquí.
¿Cómo fue tu experiencia por Barcelona?
Al poco tiempo de llegar a Barcelona, encontré trabajo en una empresa de traducción en la que estuve tres años y donde aprendí muchísimo. Pero quería seguir ampliando mis conocimientos, ver cómo eran por dentro las empresas más importantes del sector, lo que me llevó a dar el salto e irme a Inglaterra.
Es de admirar tu decisión, ¿Conseguiste entrar en las empresas importantes de Inglaterra?
La verdad es que sí. Allí, trabajé en una de las empresas de traducción más importantes a nivel internacional, lo que me permitió adquirir conocimientos nuevos y participar en proyectos que jamás hubiera visto en empresas más pequeñas.
Una vez logrado tu objetivo, ¿Cómo seguiste tu carrera profesional?
Tras unos años, decidí dejar la empresa y ponerme a trabajar por mi cuenta, principalmente porque me empezaba a apetecer hacer las cosas a mi manera y porque quería tener más flexibilidad horaria para dedicar más tiempo a mi hija. Corría el año 2008, estábamos en plena crisis financiera y me aterrorizaba dejar un trabajo fijo, pero decidí hacerlo.
¿Te arrepientes de haber tomado esa decisión?
Jamás me he arrepentido de ello. En el año 2012, tras cuatro exitosos años trabajando como autónoma, volví a San Sebastián y fundé, con mi socio, Traducciones Aulang.
¿Cuál fue vuestra idea inicial para Traducciones Aulang?
La idea era ofrecer a los clientes todo lo aprendido durante los más de 10 años que pasé en empresas del sector, pero con un trato directo, siendo nosotros mismos los que nos encargáramos de los textos; así, nuestra involucración y el contacto directo con el cliente eran mucho mayores.
Y hoy en día, ¿Qué es lo que ofrecéis?
Actualmente, prestamos servicios de traducción del inglés al castellano y del castellano al inglés a empresas locales e internacionales. Trabajamos con textos muy diversos: desde sitios web y textos de marketing, turismo o para museos a textos de carácter técnico y científico.
¿Cómo os diferenciáis de los demás?
Lo que nos diferencia de otras empresas de traducción o de otros profesionales es que formamos un buen tándem, algo que nos resulta esencial para ofrecer un servicio de calidad. Los traductores siempre traducimos a nuestra lengua materna, pero tener a una persona a mano que sea nativa del idioma del que traduces es, sin duda, una gran ventaja. Mi socio es inglés y traduce a esta lengua y yo me encargo de las traducciones al castellano, pero compartimos proyectos, dudas y reflexiones. La comunicación entre nosotros es siempre muy fluida. Todo esto se traduce en un valor añadido para el cliente, al que le llega un producto final mucho más elaborado.
Para los próximos años, ¿En qué dirección habéis decidido tomar el rumbo?
De cara al futuro, y por cercanía, nos gustaría trabajar más con empresas locales, poder colaborar con ellas en su intento por llegar a un público más amplio o introducirse en otros mercados.
Nos gusta establecer relaciones sólidas con los clientes, que confíen en nosotros y que sepan que estamos ahí para solucionar cualquier problema de traducción que puedan tener, para asesorarles no solo en el ámbito lingüístico, sino también en todos los aspectos culturales que tan importantes son en la comunicación.
Antes de acabar, ¿Deseas añadir algo más?
Me gustaría terminar con una recomendación. Si alguna vez necesitáis una traducción, llamad a un profesional. Del mismo modo que saber escribir no nos convierte en escritores, saber otro idioma no convierte a nadie en traductor. Esta es una profesión que requiere formación continua, investigación y pasión. Las empresas invierten mucho en publicidad, imagen, redes sociales, diseño de sus páginas web… No deben olvidar que un texto con errores o con una mala traducción puede dar al traste con todo lo invertido y tener un efecto negativo en su reputación y credibilidad. Siempre debemos dejar las cosas en manos de profesionales.
Os dejo nuestra página web para que tengáis más información: https://aulang.com
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