Cesárea Garbuno Arizmendi

Cesárea Garbuno Arizmendi, Rentería 25/02/1846 – San Sebastián 26/01/1933, provenía de una familia acomodada, dueña de muchas fincas y caseríos en el valle de Oiartzun.

Su abuelo fue alcalde de Rentería en dos ocasiones y había sido adjudicatario de una ferretería y del matadero de la localidad. Había visto hacer negocios en su casa toda la vida.

Tras su matrimonio con Ramón Londaiz en 1863 se distancia de su familia y se contagia del espíritu emprendedor de los Londaiz. Cuando Ramón fallece es ella quien coge su testigo para suministrar el petróleo que iba a requerir el alumbrado público que empezaba a instalarse en las ciudades.

Con uno de los socios de su marido, funda en 1883 una empresa en Pasajes, al fondo de la ría de Molinao con un capital de un millón de pesetas, una barbaridad para la época: “Luciano Mercader y Viuda de Loinaz”. El negocio estaba en el refinamiento del petróleo para obtener parafina, a partir del petróleo crudo, hasta 1897 no empieza el comercio de gasolinas y gasóleos como combustible de motores para el transporte terrestre. Ambos socios compran el primer petrolero español. Con el fallecimiento de Luciano, la empresa pasa a llamarse “Viuda de Londaiz y sobrinos de L. Mercader”.

Cesárea fue una empresaria con una gran visión, durante la dictadura de Primo de Rivera, se integra en CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo, S.A) dedicándose en exclusiva a la distribución de productos petrolíferos. También se dedicó a la industria harinera y fue accionista importante de Papelera Española.

Fallece en 1933, con ochenta y siete años, en un palacete llamado Villa Londaiz en la zona de Miraconcha, con vistas a la bahía de San Sebastián.

Con una visión empresarial adelantada a su tiempo y un espíritu emprendedor que la llevó a desafiar convenciones, Cesárea Garbuno Arizmendi dejó un legado imborrable en la historia económica de su época. Su vida, marcada por el trabajo arduo y la innovación, perdura como ejemplo de perseverancia y éxito.