Catalina de Erauso, también conocida como "La Monja Alférez," nació en San Sebastián, Guipúzcoa, el 10 de febrero de 1592, y falleció en Cotaxtla, cerca de Orizaba, Nueva España, alrededor de 1635 o 1650. Catalina es recordada como una figura legendaria debido a su vida aventurera y su espíritu indomable.
Desde temprana edad, Catalina mostró un carácter fuerte y rebelde. A los cuatro años, fue internada en el convento de las dominicanas y posteriormente trasladada al convento de San Bartolomé, conocido por sus estrictas normas de clausura. A pesar de los esfuerzos por amansar su espíritu, Catalina escapó del convento a los quince años, disfrazada de hombre, y se dirigió a Vitoria. Su travesía la llevó a comprender que la verdadera libertad solo era accesible para los hombres en esa época.
Tras su huida, Catalina embarcó hacia América y se alistó en el ejército bajo el nombre de Alonso Díaz y Ramírez de Guzmán. Participó en numerosas batallas, incluida la guerra contra los mapuches en Perú. Durante una de estas batallas, fue herida y su verdadera identidad fue descubierta. A pesar de esto, Catalina continuó su vida aventurera, regresando a España y siendo recibida por el rey Felipe IV y el papa Urbano VIII, quienes le permitieron vestir ropa masculina.
Catalina se adaptaba rápidamente a las circunstancias para sobrevivir y prosperar. Su falta de escrúpulos morales le permitió robar, engañar e incluso asesinar para salir adelante. Su vida estuvo marcada por múltiples encarcelamientos y peleas, muchas de ellas relacionadas con el juego y las deudas. Catalina era conocida por su valentía y por enfrentar a cualquiera que la desafiara.
A lo largo de su vida, Catalina prometió matrimonio a varias mujeres, pero nunca llegó a casarse, ya que su verdadero compromiso era consigo misma y su libertad. Se convirtió en un personaje novelesco, inspirando obras literarias y teatrales que narraban sus increíbles hazañas. Su autobiografía, "Historia de una Monja Alférez," publicada en 1625, es un testimonio de su vida singular y aventurera.
Catalina de Erauso murió sola, pero su leyenda perdura hasta hoy. Su vida y su espíritu indomable la han convertido en un referente para muchas generaciones, recordándola como una mujer que desafió las normas de su tiempo y vivió su vida al máximo, sin permitir que nadie dictara su destino.
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